Estimados compañeras y
compañeros:
El
8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Después de tantos años de
tratar de sensibilizar a varones y a mujeres sobre el significado de este día,
tomé la decisión de escribir algo para compartir y con estas palabras dejar una
puerta abierta hacia la reflexión. Entonces si se animan, comparto mis
pensamientos.
La
historia más extendida sobre la conmemoración del 8 de marzo hace referencia a
los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, donde murieron calcinadas
146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un
incendio provocado por las bombas incendiarias que les lanzaron ante la
negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios
y las infames condiciones de trabajo que padecían. También se reconoce como
antecedente a las manifestaciones protagonizadas por obreras textiles el 8 de
marzo de 1857, también en Nueva York. Fue finalmente en 1910, durante un
Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, que la alemana Clara Zetkin
propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la
Mujer, en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de
mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista.
No
quiero ahondar en la historia, pero si dar el marco conceptual para determinar
el objetivo de este día. Es un día de
lucha, un día de lucha por los derechos históricamente negados a las
mujeres, un día de reflexión sobre la
condición y discriminación de la mujer, un día para pensar sobre las inequidades
de género, un día en que a las mujeres nos debería importar no ser felicitadas
ni recibir regalos, sino pensarnos en cómo nos atraviesa el patriarcado, cómo
con nuestras prácticas cotidianas reforzamos los estereotipos y cómo cada una desde su lugar puede hacer algo
para modificar una cultura, que nos victimiza, nos subordina, nos discrimina, nos subestima, nos violenta, nos mata. Pensar
que, porque a una no le pasa, no implica que no sea una realidad que está
instalada en nuestra sociedad, que se nutre y refuerza a través de las
instituciones como son: escuelas, iglesias, clubes, estado, familias, etc. a
través de las prácticas machistas, consolidando un mundo en donde ser varón es mejor que ser mujer.
Para los hombres, este día debería ser también
de reflexión, no se trata de felicitarnos porque somos mujeres, sino
acompañarnos en la lucha, sensibles a que podemos hacer una diferencia
trabajando juntos para lograr avances en la construcción de mejores relaciones
entre hombres y mujeres. Alejandra Brito opina al respecto: “si no hay voluntad de cambio de una mujer
nueva y un hombre nuevo no sirve, porque nosotros necesitamos transformar las
relaciones de una manera conjunta”. Esto requiere que los hombres sean
conscientes de su condición de sujetos privilegiados y caminemos, desde la
deconstrucción permanente de la masculinidad hegemónica, hacia una comunidad
basada en la equidad efectiva de género. Comparto el mensaje del “Kolectivo
Poroto hombres por otros vínculos”: “en
un nuevo Día Internacional de la Mujer denunciamos y combatimos toda forma de
violencia y discriminación de género, material o simbólica, en el espacio
privado o público.”
Entonces, compañeras y
compañeros, este año hagamos diferencia, compartamos con nuestras parejas,
madres, padres, hijos, hijas, familiares y amigos/as, un día de la mujer
distinto, hablando, compartiendo y reflexionando sobre las relaciones de
género, sobre los estereotipos de ser mujer y de ser varón, sincerando los
costos que tiene para cada uno/una mantenerlos y cómo con pequeñas cosas
podemos hacer un mundo más equitativo para todas y todos. Además, no caigamos
en la trampa del consumismo, expliquemos a las parejas qué esperamos las
mujeres en este día y los hombres expliquen a sus parejas porqué este año, no
hay bombones, ni rosas, sólo hay apoyo y respeto.
Cinthia Karlsson
Secretaría de
Agricultura Familiar
Delegación Salta
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