120 familias de la Comunidad Chané de Campo Durán, en el norte de Salta, cumplieron su sueño de acceder al agua potable para toda la comunidad, luego de años de vivir sin ese derecho esencial o bien tomando agua contaminada proveniente de la refrigeración de los motores de la refinería de petróleo cercana. Un sueño soñado por varios “locos” que se animaron a aunar esfuerzos para ejecutar una obra financiada por la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación, ejecutada con la mano de obra de la comunidad y apoyada por la Secretaría de Recursos Hídricos de la provincia de Salta y el municipio de Aguaray.
El día 7 de Agosto, con decenas de caras sonrientes, se inauguró la obra hídrica que dotará de agua potable a 120 familias indígenas y criollas de la comunidad de Campo Durán en el municipio de Aguaray. La obra fue planificada y apoyada financieramente desde el proyecto PROINDER que ejecuta la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF) en Salta, dentro de la operatoria de Emergencia, dado que la situación de no acceso al agua en esta comunidad revestía extrema criticidad: las familias consumían agua proveniente de la refrigeración de los motores de REFINOR.
Con la apoyatura técnica del equipo de la Secretaría de Recursos Hídricos de la provincia, de la Mesa del Agua y del Equipo Técnico de Terreno de la SsAF, y la financiación nacional de $ 117.000 para las inversiones necesarias de la obra, la comunidad se animó a comprometer el trabajo de 50 familias, que trabajaron en duras condiciones para abrir las picadas en el monte, y cavar para la instalación del caño troncal y los caños de la red de distribución. Para esto también se contó con la apoyatura de maquinarias provistas por el municipio de Aguaray. Este accionar conjunto fue destacado en el acto inaugural por la Delegada Provincial de la SsAF, Ing. Cristina Sanz, quien destacó en el acto inaugural que acceder a este derecho fue posible gracias a la conjunción de una comunidad organizada y el accionar de un estado presente, tanto desde el municipio, la provincia y la nación, situación que no era posible en la década de los ’90 al estar los organismos estatales prácticamente ausentes.
Las palabras que expresó el cacique de la comunidad, Leonardo Saravia, resumen la importancia de esta obra ya que “lo que se ha hecho es muy fundamental para todos los de la comunidad y la escuela, esto fue hecho con mucho esfuerzo y amor, para que nuestros niños crezcan de forma sana”. Por su parte el presidente de la comunidad, Julio Palavecino, fue el “motor” que creyó que este sueño podía ser cumplido. Con gran emoción expresó que “el trabajo ha sido muy pesado, empezamos el 17 de noviembre (de 2009) con 50 muchachos a hacer la picada, había que creer que lo podíamos hacer, me decían Julio vos estás loco, trabajábamos desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche… lo hicimos para concretar el sueño de nuestros ancestros, de nuestros abuelos y de nuestros hijos de tener salud y no tomar agua contaminada. Hoy somos todos una sola comunidad, si no hubiéramos estado juntos no hubiera sido posible, hoy cumplimos nuestro sueño, pero vamos por más, estamos preparando el futuro para nuestros hijos”.
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